viernes, 11 de marzo de 2011

¡HASTA SIEMPRE!


"Soto lo miró nuevamente a los ojos: esos ojos casi blancos, el pelo amarillo. Stocker. Se llamaba Stocker y había trabajado en el frigorífico. Un sujeto blanco. La Patagonia era blanca, el mundo era blanco. (...) Todo era una porquería: pagaban mal, no alcanzaba para nada, a los chiquilines se les hinchaba la panza y las mujeres tenían que bajar a Gallegos a hacer cualquier cosa. Una porquería. La Patagonia era una porquería (...) Por eso se amontonaban para hablar sobre lo mismo: lo que no pagaban, lo que no alcanzaba, las ganas que tenían de poseer algunas cosas. Era como amasar una bola caliente. Porque el calor quitaba un poco el miedo. Como la comida o como echarse al lado de una mujer".  

Los dueños de la tierra, David Viñas



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